Graduada del 2018
Cuando yo empecé a tomar la iniciativa de obtener mi Certificado de Equivalencia de Preparatoria (HSE) empecé en Corazón Healdsburg. Alli nos brindaron la oportunidad para estudiar. En una de las clases hubo una presentación de HEP donde nos dijeron como nos podían apoyar y que necesitábamos para ser elegibles al programa. Así fue que rápidamente me llene de ganas por
entrar ahí. En Corazón nos apoyaron, pero teníamos que esperar para hacer exámenes hasta que hubiera fondos. HEP nos brindó la oportunidad de hacer los exámenes en cuanto estuviéramos listas y preparadas. No me importo tener que manejar hasta Santa Rosa porque no quería esperar y que se me olvidara lo que ya sabía.
Mi esposo trabaja en el campo, en los viñedos. El hace la poda, el soqueo, y todo lo que se refiere a las viñas. Yo lo he invitado a que aplique a HEP pero me dice que no tiene la paciencia. Aun así, yo lo sigo motivando y por lo menos ya se inscribió a clases de inglés. ¡Ahora el comprende que ir a la escuela requiere disciplina y hacer tareas hasta las dos o tres de la mañana!
Si tuviera que usar una palabra para describir mi experiencia en HEP, seria “Maravillosa”. Me encontré con personas que te apoyan, te motivan día a día. Cuando te ven decaída porque no aprobaste tu examen, nunca te van a decir nada que no sea “no te preocupes, tú lo vas a lograr, tienes más oportunidades, para la próxima lo vas a hacer”. La tutoría fue de grandísima ayuda, fue una gran base para llegar a la meta de obtener mi certificado. Ser madre e ir a la escuela a la misma vez fue desafiante. Mis clases eran por la mañana y de ahí tenía que llegar a mi trabajo. Después llegaba a mi casa a cumplir con el rol de mamá, esposa, ama de casa y ayudar a mi hija con sus tareas. Al final del día cuando ya todos estaban durmiendo, me iba a la sala a hacer tarea, estudiar y prepararme para mis exámenes. No es lo mismo cuando ya eres madre y tienes que cumplir con ese rol y a la misma vez cumplir con tus deberes de estudiante. Pero como decimos nosotros “con un ojo al gato y el otro al garabato.” Si fue difícil, pero aquí reluce mucho el apoyo de tu pareja. Mi esposo me ayudaba y apoyaba bastante. Por ejemplo, me ayudaba con los quehaceres de la casa.
Ahora que he estado estudiando me ha servido mucho para involucrarme en la educación de mi hija. ¡Temas que yo estudie, ahora los está viendo mi hija! Cuando empezó la pandemia y comenzaron las clases en Zoom, todo era nuevo para todos. A veces sentía que en esas cosas de tecnología no le podía ayudar. Un día entre a su cuarto y ella estaba llorando frente a su computadora. Le pregunte que tenía y me dijo que no entendía lo que el maestro le estaba explicando. Le dije que tal vez yo le podía ayudar, pero dijo “no, no creo que tú puedas”. Al insistirle me dijo que estaban haciendo un ensayo y contenta le dije “¡Yo sé de los ensayos, es más, yo AMO los ensayos! ¡Vamos a trabajar juntas en esto!” Cuando termino, me dio un abrazo y me dijo “¡Thank you mami, te entendí mejor que el maestro!” Ahora mi hija cuando tiene dudas, me pregunta. Estas son cosas que te llenan tanto de orgullo.
En otra ocasión, cuando yo estaba estudiando por parte de Corazón, el periódico La Voz entrevisto a cuatro estudiantes que se habían graduado. Yo fui una de ellos y conté mi experiencia. Recuerdo que ese día, como siempre, salí corriendo del trabajo, recogí a mi hija de la escuela y llegué a Corazón con ella a dar la entrevista. Al terminar me pidieron permiso para hacerle unas preguntas a ella.
Una de las preguntas fue: “¿Qué sientes al ver a tu mamá estudiando, trabajando y ser ama de casa?” Ella contestó, “Yo me siento muy orgullosa de mi madre y ella es un claro ejemplo que nunca es tarde para lograr lo que tú quieres. Yo sé que ella se queda tarde a hacer sus tareas, yo sé cómo se esfuerza. Mi mamá es un ejemplo para mí y cuando siento que no puedo, pienso en ella.” Eso me marco también, son palabras que le salieron desde el fondo de su corazón y son palabras que nunca te esperas escuchar de tus hijos. ¡Eso me motiva aún más y cuando siento que no puedo, ahora soy yo la que recuerdo las palabras de mi hija y recuerdo que soy un ejemplo para ella y tengo que demostrarle que si se puede!
El certificado ha sido de gran ayuda. Nunca pensé realmente lo importante o valioso que era tener este certificado. Ahora que ya estoy en clases de inglés con crédito, estoy aplicando para becas y casi todas te piden el certificado. En cuestiones de trabajo igual, marca la diferencia si cuentas con tu GED. Nunca pensé que fuera tan importante. Trabajo en una licorería. Cuando apliqué decía que es preferible una persona con cierto nivel de estudio o cierto nivel de inglés. Dije “¡yo lo tengo!”
Una de mis metas, y por lo cual yo sigo estudiando, es ser Asistente Médico y uno de los requisitos es tener el certificado de equivalencia y el nivel de inglés. Así que ya fui por uno, ahora voy por el otro. Te abre muchas puertas. He participado en la mesa directiva de la Clínica Alianza de Healdsburg y cuando supieron que ya tenía mi GED me preguntaron si quería trabajar allí. Cuando me dijeron que no me pagarían salario de bilingüe, les dije que no porque yo no quiero ir por la mitad del pastel, quiero todo el pastel. Por eso quiero seguir estudiando para poder entrar como bilingüe y ganar mejor. Me salí de la mesa directiva porque regresé a la escuela y los horarios de clase no me permitían ir a las reuniones. Ahora estoy en otra mesa directiva de una fundación sin fines de lucro que se llama Nuestra Comunidad localizada en Cloverdale y en Windsor. La meta de esta organización es educar a las personas a cómo prepararse para los desastres naturales o como conectarse con el 911 adecuadamente y sepan que el servicio de emergencias esta para ayudarles. La fundadora trabajo por veinte años en el servicio del 911 y se dio cuenta que mucha gente no tiene idea para qué es el 911 o tiene miedo de llamar a este servicio. Por experiencias que ella tuvo personales y laborales, quiere instruir a la comunidad sobre la importancia de llamar al 911.